PATRIMONIO ALIMENTARIO DE CHILE

41 Productos y preparaciones de la Región del Libertador General Bernardo O’Higgins del quiebre institucional de 1973, dicha reforma permitió la modernización de la agricultura, acabando con el latifundio y permitiendo la venta masiva de tierras para la conformación de nuevas empresas de exportación agrícola. La revocación de fundos llegó incluso a un 30% en la Provincia de Colchagua, y a un 15% en Rancagua (Montes, 2003). Según datos de 1936 a 1997, la producción de frutas y hortalizas aumentó, mientras que la del maíz descendió en las décadas de 1980 y 1990. La fruta de exportación tuvo un predominio en la Provincia de Cachapoal, aumentando su producción de 15.687 hectáreas cultivadas en 1974 a 29.734 hectáreas en 1986 en la Provincia de Cachapoal. Respecto de la Provincia de Colchagua, la superficie de frutales aumentó de 3.375 hectáreas en 1974 a 10.390 en 1986. (Avendaño, 2021, 204). Pasada la década de 1990, la Región de O’Higgins continuó siendo importante en la producción frutícola a nivel nacional, manteniendo un 20,2% de superficie dedicada a estos productos (Santana, 206, 298). En la actualidad, la Región de O’Higgins es líder en la exportación de fruta y trabajo femenino en packing, generando el 25% de la producción nacional (Chaparro, 2009). Las comunas de mayor intensidad de producción frutícola son San Vicente de Tagua Tagua, Rengo y Requínoa. Respecto de la producción del vino, las regiones del Maule y O’Higgins son las mayores productoras, representando esta última a más del 30% de la producción nacional. En los últimos años ha producido más de 300 millones de litros, teniendo sumayor venta a la empresa Concha y Toro (Lima, 2015). DESAFÍOS DEL PRESENTE Y EL FUTURO El actual desafío para la agricultura nacional y específicamente en la Región de O’Higgins es la cesantía. Por otro lado, la sequía ha estado avanzando en los últimos años, perjudicando la producción frutícola y vinícola. Así lo han experimentado los pequeños agricultores, como Egidio Cornejo, de Pichidegua: “En las últimas temporadas ha bajado mucho el agua disponible. En mi zona hubo vecinos que en 2019 perdieron la mitad de su maíz, porque tuvieron que dejar de regar para salvar algo de la siembra. En mi caso, usualmente sacaba entre 150 y 160 quintales por hectárea; en 2019 saqué solo 100. Como se paga entre 600 y 700 mil pesos por el arriendo de una hectárea, uno termina perdiendo plata con ese rendimiento” (El Mercurio, 9 de septiembre 2021. “Revista del Campo”, 4). De allí la importancia de la producción de quinua, la cual se adapta más rápido al actual clima. En la actualidad, de las mil hectáreas destinadas a dicho producto a nivel nacional, lamitadseconcentraen laRegióndeO’Higgins. Aunque el desafío mayor es su comercialización, ya que aún es baja en la población chilena (El Mercurio, 25 de octubre, 2021. “Revista del Campo”, 10). Banco de imágenes de FUCOA Viña Montes

RkJQdWJsaXNoZXIy MjA1NTIy