PATRIMONIO ALIMENTARIO DE CHILE

30 Patrimonio Alimentario de Chile ASPECTOS ADMINISTRATIVOS La Región de O’Higgins se divide en tres provincias, con un total de 33 comunas, que están distribuidas en el territorio de acuerdo a la siguiente tabla: PROVINCIAS CAPITAL COMUNAS Cachapoal Rancagua Mostazal, Graneros, Codegua, Rancagua, Machalí, Las Cabras, Coltauco, Doñihue, Olivar, Coinco, Requínoa, Peumo, Quinta de Tilcoco, Pichidegua, San Vicente de Tagua Tagua, Malloa y Rengo. Cardenal Caro Pichilemu Navidad, Litueche, La Estrella, Pichilemu, Marchigüe y Paredones. Colchagua San Fernando San Fernando, Chépica, Chimbarongo, Lolol, Nancagua, Palmilla, Peralillo, Placilla, Pumanque y Santa Cruz Su capital regional es Rancagua, fue fundada en 1743, en el valle del río Cachapoal, por el gobernador del Reino de Chile José Antonio Manso de Velasco, quien ya había fundado San Fernando en 1742 a orillas del río Tinguiririca. Actualmente, ambas ciudades son los principales centros urbanos de la región. La Región del Libertador General Bernardo O’Higgins aporta con un 4,45% del PIB nacional (Banco Central, 2020). La principal actividad económica de la región es la minería, seguida por la agropecuaria-silvícola. Con respecto al sector silvoagropecuario, los frutales son los que más destacan en la producción regional, como las ciruelas, las cerezas dulces, los arándanos y la uva, alimentos que aumentaron su capacidad de exportación en los últimos años (El Rancagüino, 30 de julio de 2019). Además, la uva se utiliza para la producción del vino; de los 1.343.698.687 litros producidos en Chile durante el año 2021, la Región de O’Higgins generó el 32,9%, siendo la región que más produce, luego de la Región del Maule (SAG, 2021). Sobre su importancia en materia de patrimonio alimentario, la región destaca en la continuidad de las tradiciones culinarias y de producción agrícola, sin desatender la tecnificación de los procesos. Las diversas características que componen los suelos de la zona central han permitido, a lo largo del tiempo en las áreas geográficas: “...una horticultura tradicional que no requiere de gran tecnología. La gran fertilidad del suelo descrita y el potencial de terrenos aptos para el cultivo se extienden a latitudes mayores hacia el sur de la región central, lo que ha ampliado territorial y económicamente las posibilidades de actividades de subsistencia relacionadas con la horticultura o agricultura desde tiempos pretéritos, apoyando luego y enraizando los tempranos asentamientos hispánicos” (Planella, 2015, 499).

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